lunes, 12 de mayo de 2008

Antes de que se Apague el Sol



Antes de que se Apague el Sol

Apartaré de mí todas las tinieblas,
las dejaré caer como ropa sucia, vieja.
Las dejaré caer como a costras resecas, malolientes.
Así, desprovisto de toda prevención,
de todo resentimiento o rencor,
de todo deseo vano
iré ascendiendo desde todos mis rincones,
iré subiendo hacia lo más alto,
hacia el centro de la luz y el calor,
abriendo cada uno de mis poros
para respirar la luz con todas mis fuerzas.
Subiendo para repetir aquél ritual de los comienzos,
ese que festeja la vida. La celebra.

He comprendido,
que soy tránsito y deslizamiento,
que soy una forma destinada a perderse,
por eso he cuidado de despojarme
de cualquier rastro de tinieblas,
de toda tristeza,
de toda pesadez.
De todo aquello que no ame
o haya amado de verdad.
Mi momento es éste.
No existe más tiempo que éste
en el que dentro de muy poco
comenzarán a estirarse las sombras.
Necesito ponerme de pie una vez más,
enderezarme a lo largo de toda mi dignidad,
reírme de toda esta puesta en escena,
reírme hasta vaciar todas mis lágrimas
y develar el más recóndito secreto,
ese que demuele la idea de que somos una distancia,
un algo acabado antes que un boceto,
una forma y no una sombra más antes de la llegada del ocaso,
antes del silencio, la caída y esa aparente quietud.
Antes del regreso, del salvador,
del cálido y acogedor regreso a casa.

Enrique 110508